Por Chad Griffin y Schusterman Lynn
La tradición judía enseña que tenemos la obligación de tratar a todas las personas con dignidad y respeto (kavod habriyot), como si estas fueran creados a la imagen de Dios (Elohim betzelem). Muchas otras tradiciones religiosas comparten estos valores profundamente arraigados que también afirman la humanidad básica y aceptan la rica diversidad de todas las personas.
Y, sin embargo, con demasiada frecuencia nos hacemos de la vista gorda en las comunidades de fe que están descuidando estos valores. La disonancia se percibe de forma aguda entre nuestros amigas y amigos, familiares y compañeros de trabajo lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero (LGBT), quienes son abrumadoramente menos involucrados con sus comunidades religiosas que sus contrapartes heterosexuales porque no están seguros de donde son bienvenidos.
Está en nuestras manos y nuestro interés el trabajar juntos para cambiar esta norma. Igualdad para personas LGBT es el principal problema de derechos civiles de nuestro tiempo. A pesar de las recientes victorias electorales históricos para la igualdad LGBT, la verdad es injusto que en el 2012, no exista ninguna ley federal [en Estados Unidos] que prohíba la discriminación laboral basada en la orientación sexual o la identidad de género o expresión, y parejas del mismo sexo legalmente casados que se les niega más de 1,000 derechos federales, beneficios y responsabilidades.
Las comunidades religiosas tienen una orgullosa tradición de ser vanguardistas, primero con la abolición y más tarde con los movimientos de los derechos civiles, donde las leyes son mas lentas. Hoy en día, estas comunidades tienen una obligación similar a estar del lado de la justicia y la igualdad y comprometerse con el trabajo difícil, pero vital de elevar el nivel de inclusión en el mundo de la fe.
Con este espíritu fue que nuestras organizaciones- La Campaña de Derechos Humanos (HRC) y la Charles y Lynn Schusterman Family Foundation, junto con la Fundación Morningstar y el filántropo Stuart Kurlander-asociado con el Índice de Igualdad Organizacional judía (JOE). Siguiendo el modelo de los índices innovadores de HRC en los sectores empresariales y de salud, es el primer índice de la historia de las políticas y prácticas inclusivas en una comunidad basada en la fe y en el sector sin fines de lucro.
El Índice de JOE basado en el desafío 2010 que la Fundación de la Familia Schusterman propuso para todas las organizaciones sin fines de lucro judías de adoptar políticas de no discriminación al momento de contratación que mencionan específicamente la orientación sexual, identidad de género y expresión de género. En años recientes, algunas de las mayores organizaciones judías han adoptado estas políticas, incluidas BBYO, Taglit-Birthright Israel, Fundación para Campamentos Judío, Federaciones Judías de Norteamérica y Moishe House, entre otros.
Después de un trabajo extenso con los líderes de las comunidades religiosas judías y otras religiones, HRC distribuyó una encuesta a 2,000 organizaciones judías en América del Norte. Las preguntas abarcan un territorio amplio, midiendo cómo las organizaciones abordan estas cuestiones en términos de esfuerzos de inclusión de la organización, la comunidad y el compromiso del cliente y las políticas de trabajo.
Hemos recibido 204 encuestas completadas que representan un amplio espectro de diferentes tipos de organizaciones-desde organizaciones paraguas y grupos de apoyo hasta organizaciones no lucrativas locales y sinagogas. De estas organizaciones, el 50 por ciento recibió la puntuación más alta de la «inclusión», es decir que están tomando medidas importantes para dar la bienvenida a las personas LGBT y sus familias.
Esto se compara con sólo el 4 por ciento de las organizaciones que participaron en el primer Índice de Igualdad Corporativa de las empresas Fortune 1000 en 2002, de HRC. Como los tiempos han cambiado en los últimos diez años, la magnitud de la diferencia de estos hallazgos sugieren que muchas organizaciones judías han sido proactivas en sus esfuerzos por ser inclusivas, aun cuando los recursos y la información son limitados.
Sin embargo, las conclusiones destacan también la importante necesidad de mejorar, especialmente en la selección de personal, reclutando activamente a las personas LGBT para servir en las juntas de liderazgo laico (a menudo citado como el factor que más contribuye a una mayor conciencia acerca de las políticas de integración), y realizando entrenamientos sobre diversidad e inclusión. A pesar de que la violencia relacionada con el bullying va en aumento, la mayoría de las organizaciones participantes con programas para jóvenes aún carecen políticas contra la intimidación escritas.
Igualdad para las personas LGBT no es un programa político o una cuestión de algunas denominaciones. Se trata de un problema humano que se desarrolla en las vidas individuales y familiares, en las aulas y salas de juntas, en cabañas en campamentos y oficinas. Todos debemos sentir la obligación de iniciar una conversación y tomar acción sobre y hacia la igualdad y la inclusión, aun cuando el tema pueda parecer una carga emocional.
Tal vez el hallazgo más alentador del Índice de Joe es que nuestros líderes de la comunidad quieren ser más inclusivos– sólo necesitan una guía para entender cómo hacerlo. A tal efecto, el Índice ofrece una lista de 14 pasos que las organizaciones pueden adoptar para ser más acogedores hacia familias LGBT, parejas e individuos, y una evaluación de la capacidad cultural de las organizaciones en la prestación de servicios a la comunidad LGBT.
Si bien hay mucho más trabajo por hacer para obtener una comprensión mas completa de cómo el sector comunal judío más general trata al tema de inclusión LGBT, ofrecemos el Índice de JOE como punto de partida para que se pueda dar un diálogo-que se espera conduzca al cambio en comunidades judías y otras comunidades religiosas.
Estamos comprometidos con este trabajo porque las comunidades de fe pueden y deben ayudar a allanar el camino a un país verdaderamente arraigado en la libertad y la justicia para todos.
Chad Griffin es el presidente de la Campaña de Derechos Humanos (HRC), la organización de derechos civiles LGBT más grande de E.U. Lynn Schusterman es presidente de Charles y Lynn Schusterman Philantropic Network, una red global de iniciativas filantrópicas enfocadas a encender la pasión y liberar el poder de los jóvenes para crear cambios.
Fuente: Washington Post