QUERIDOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD:
Ahora que la información y la desinformación se limitan a teclear un enter en una computadora, he seguido de cerca el polvorín de bandos antagónicos en que se ha convertido nuestra comunidad, enrarecida con ofensas y vituperios, con indignantes calumnias que, en su afán de linchar a Marcos Metta Cohen, rallan en la más burda de las intolerancias.
Cuando hace unos días vi por vez primera el video de Guimel —una muestra respetuosa y prudente en el marco comunitario— pensé que era símbolo de la madurez que ha alcanzado nuestra comunidad, manifestando cuando menos apertura para abordar temas difíciles. Jamás me pasó por la cabeza que una invitación a la pluralidad, que se suma a las recientes leyes antidiscriminatorias que se han aprobado en nuestro país, y en gran parte del mundo, —la osadía de decir: “yo tampoco acepto la discriminación”—, provocara tal cacería de brujas, fuera una forma de equipararnos con los regímenes más oscurantistas y, especialmente, lanzara un dardo ponzoñoso para aniquilar a Marcos Metta, el presidente de la comunidad Alianza Monte Sinai.
En los últimos años, ante mis ojos, Monte Sinai ha hecho enormes esfuerzos para rehuir los venenos del agua estancada. Ha puesto importantes diques de contención en contra del fanatismo excluyente, ha impulsado un rol más digno para la mujer en entierros y ereyes, y cuenta con una vicepresidenta mujer con posibilidades de alcanzar la dirección comunitaria.
Dicta un refrán popular que el grado de civilización de un pueblo se puede medir por el grado de libertad de sus mujeres. Y sin embargo, pienso hoy, este dicho no es tan cabal, porque lo que hoy acontece en la comunidad da fe de que el grado de civilización de un pueblo se puede medir también por el trato que éste brinda a todas sus minorías.
En México, desde hace una década, se han aprobado leyes antidiscriminatorias que en la comunidad hemos festejado gozosos. Estas leyes no han tenido como foco principal a los judíos, porque en términos generales apelan al respeto a la dignidad humana, pero fue un logro que incluyeran la discriminación religiosa. Curiosamente éstas penalizan el estereotipo contra el judío, el indígena o el negro, con la misma vara que la preferencia sexual. La consecuencia es la misma: cárcel a quien ose discriminar. Penalizan a quien discrimine por razones de origen o pertenencia étnica o nacional, raza, religión, color de piel, lengua, género, sexo, estado civil, condición social o económica, religión u opiniones políticas.
Por ello, ahora que es tan público lo que acontece en nuestra comunidad, más de un líder debería morderse la lengua, contar hasta diez y pensar antes de emitir sus diatribas y pedir la renuncia de otro líder comunitario por el simple hecho de haber manifestado de motu proprio, como individuo fiel a sus convicciones, el respeto a la diferencia, la dignidad de cualquier ser humano sea cual fuere su preferencia sexual.
Decía Einstein: “Triste época la nuestra porque es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. La homofobia, es decir el rechazo y el desprecio a los homosexuales, y el prejuicio en torno a ellos, procede desde tiempos bíblicos. Aunque cuando menos desde la década de 1970 se sabe que la homosexualidad no es un trastorno psicológico que se cure o se pueda erradicar, con miedo e ignorancia muchos mantienen un odio encarnizado contra los homosexuales y temen que la aceptación promueva “el contagio”.
A pesar de los esfuerzos para erradicar la homosexualidad, vanos por supuesto —Hitler mismo lo intentó—, ésta mantiene un índice uniforme de generación en generación. Además, ningún homosexual es feliz de saberse diferente. Hay una enorme dosis de dolor para él y sus familiares, hay tristeza y exclusión. De ahí la iniciativa de Guimel, activismo valiente por parte de padres, papás como cualquiera de nosotros, que vivieron como un balde de agua fría, con sorpresa, desconsuelo y desinformación, la noticia de que su hijo o hija es gay.
La indignante campaña de desprestigio, que tanto revuelo ha provocado, se inició de manera viral con una serie de mensajes anónimos divulgados en cadenas de WhatsApp, Facebook y mails que han llegado al mundo entero con una velocidad inusitada. La mayoría son anónimos, firmados por quienes se detentan como defensores de la ortodoxia, una ortodoxia mal entendida porque en la Torá también se señala que “todos los seres humanos son creados a imagen de Dios y merecen ser tratados con dignidad y respeto”.
Cito, sólo para contextualizar, algunos fragmentos de estos mensajes anónimos que apelan a la rebelión en “el nombre de Dios”, como si no recordaran las abominaciones históricas que se han cometido justamente en el nombre de Dios. Textualmente uno señala: «MiLa Hashem Elay. No podemos permitir que personas que apoyan conductas abominables ante Hashem conduzcan una comunidad tan arraigada a la Tora, y a los valores como yehudim, estamos profundamente decepcionados de que un líder comunitario con el digno y honorable cargo que el representa, exprese su consentimiento ante una conducta de tal bajeza moral y espiritual. Apoyar a la institución Guimel es atentar en contra de Dios, de la Familia y de La Tora. Únete a proteger lo más valioso de la vida. YO ME UNO, y tú?”
Otro: «No podemos permitir q lo q hemos construido durante un siglo, las kehilot KEDOSHOT de México, las venga a reformar un hombre y una pseudo institución nacida ayer y con fundamentos no pertenecientes a nuestra ideología, con ideas transtornadas (sic) y en contra de nuestra santa tora…”. Dicen que “si seguimos así el siguiente paso sería que suban a la jupa (haszve shalom) y sean casados en nuestros bate kniziot bar minan… Pedimos a nuestros jajamin que tomen cartas en el asunto y esta vez no se queden callados por miedo a los dirigentes o a ser corridos como hemos visto recientemente. Esto debe de parar y muchos estamos deacuerdo (sic) en que las kehilot sean dirigidas por jajamin (sabios) y no por poshim. Maguen David no avala ni apoya al Grupo Guimal (sic)».
Uno más apela a una rebelión civil, a un boicot: “a dejar de pagar nuestros donativos, arijot, y colegiaturas, hasta que el Sr. Marcos Metta renuncie y deje de presidir nuestra respetable comunidad”. Todos por supuesto añaden: “Favor de reenviar”, y con una devoción enfermiza contribuyen a que la comunidad judía de México sea vista como un nido de intolerancia, equiparable a países como Uganda que recientemente criminalizó a los homosexuales y padece serias sanciones de los Estados Unidos por atentar en contra de los más elementales derechos humanos.
Hay un escrito firmado por “Juan Pueblo Shami”, escrito disque por un joven que se siente agredido por las “mentiras de Metta” y lo invita a presentar su renuncia. Señala: “Si piensa usted que no me identifiqué, voltee a su derecha en el centro social Monte Sinai, ya me vio? Ese soy yo, y en Punto C.D.I. soy el que está a su izquierda en la caminadora, y en el Colegio Monte Sinai, soy ese jovencito que está tomando su lunch en el patio, y ahora váyase en Roshaná a Tennyson y véame dos filas atrás de usted, sí… ese soy yo… pidiendo por el bienestar y FUTURO de nuestro Pueblo Judío y de paso va incluida nuestra querida Comunidad Monte Sinai”.
El miedo irracional a los homosexuales, disfrazado de respeto a lo que marca la Biblia, es producto de la más aberrante de las ignorancias. Es cierto que en Levítico 18:22 se dice que el sexo entre dos hombres es una abominación, pero también dice que es una abominación comer comida no kosher(Det 14:3). Abominación también es la envidia, la mentira y el chisme (Prov 3:32, 16:22); no respetar Shabat (Éxodo 35:2) y, como bien lo documentó Alberto Mansur, en uno más de los correos que van y vienen, hay 122 abominaciones. Para algunas de ellas, como blasfemar, la Biblia ordena lapidar a muerte al culpable frente al pueblo entero.
La aversión machista es equiparable al prejuicio de los racistas, porque igualmente odian, niegan, rechazan o denigran y buscan leyes universales, mandatos divinos, para sustentar su credo. El video de Guimel oreó los fantasmas y los prejuicios que sostienen algunos miembros de nuestra comunidad. Los más primitivos e irracionales estereotipos. Sacó a relucir el pánico homofóbico plagado de descalificaciones.
Quien salió en el video pronunciando la frase Yo Tampoco, fue calificado de ser homosexual o de tener hijos homosexuales. Daba igual quien fuera: la Embajadora de Israel o Marcos Metta. Es tal la ignorancia de los prejuiciosos, que seguramente no recuerdan que las diatribas nazis unificaron a judíos y a homosexuales. En ese contexto, algunos valientes —gobernantes, intelectuales y figuras públicas no judías— se pusieron la estrella amarilla. Con la misma dignidad de los que hoy dicen Yo Tampoco, aquellos dijeron: “Yo también soy judío”. Se mostraron determinados en su afán de ser estandarte de apoyo contra la discriminación.
En agosto de 2010, un comité de rabinos ortodoxos, líderes comunitarios y profesionales de la salud, se reunió en Estados Unidos a discutir esta temática y su conclusión es contundente: “avergonzar, acosar o denigrar a alguien que posea una orientación homosexual, viola los valores elementales de la Torá”.
En aquel documento que publicaron y firmaron 178 personajes, mayoritariamente rabinos ortodoxos —mismo que puede ser consultado en: www.statementofprinciplesnya.blogspot.com— se señala que es preferible la aceptación honesta de la homosexualidad porque a quienes se les incita a casarse con alguien de otro sexo provocan “la gran tragedia del amor no correspondido, vergüenza, falta de honradez y vidas arruinadas”.
Exigir la renuncia de Marcos Metta, uno de los mejores líderes comunitarios que ha tenido la comunidad judía en su conjunto, es un oprobio, un acto de insensatez. Me atrevo a hacer tal aseveración con conocimiento de causa. Marcos, lo sabemos todos, a lo largo de su vida ha pugnado, con enorme congruencia entre el pensar y el actuar, para alcanzar la unidad comunitaria en la diversidad. Esa bandera —la de la pluralidad, el debate de ideas, la apertura respetuosa y el cuestionamiento sin miedos, valores esenciales de la conducta judía— ha sido su estandarte para crecer como ser humano, como promotor cultural y como askán comunitario.
No hay sorpresas ni mentiras, esa lucha por la libertad, el respeto y la tolerancia ha sido parte de su congruencia desde hace más de tres décadas. Yo lo conocí cuando fundó y fue el primer presidente de la Federación Mexicana de Universitarios Judíos, a principios de 1984, pugnando por la inclusión de los jóvenes en las cúpulas comunitarias. Poco tiempo después, fundamos con otros líderes comunitarios el periódico Kol Tzioni, de la Federación Sionista de México, un hito de amplios cuestionamientos en torno al sionismo mexicano.
En 1987, como activista del Comité Pro Derechos Humanos de la Minoría Judía en la Ex Unión Soviética, promovió gran parte de las campañas que se llevaron a cabo para liberar a los judíos oprimidos por el régimen comunista y participó activamente, junto con otros jóvenes judíos mexicanos, en acciones clandestinas desde las diversas repúblicas soviéticas de la ex URSS.
Fue presidente de Tribuna Israelita y del Centro Deportivo Israelita, abriendo el espacio comunitario a la pluralidad, mostrando que un joven shami podía aportar y trabajar de lleno en instituciones comunitarias que solían ser dirigidas exclusivamente por ashkenazim. Punto CDI es uno más de sus logros, así como el midrash que recientemente se inauguró en el CDI para aquellos socios que desean rezar antes o después del ejercicio.
En 2004, él y su esposa Vivian crearon la Fundación Metta Saade A.C., un espacio para promover, estimular y apoyar financieramente toda clase de iniciativas culturales, educativas, sociales, artísticas, científicas y deportivas de la comunidad judía mexicana. Él y Vivian becaron a más de 100 jóvenes judíos para asistir a las primeras ediciones de la Ciudad de las Ideas; impulsaron la creación del Festival Internacional de Cine Judío; y recientemente apoyaron las dos iniciativas del proyecto Limud México, un foro de estudio, reflexión y encuentro de todas las expresiones del judaísmo contemporáneo.
Escribo como un acto de congruencia e integridad: Yo Tampoco. Yo tampoco aceptó la discriminación y acuso a quienes promueven el odio, la separación y la homofobia. Los acuso por no reconocer que tienen una enorme responsabilidad al educar a las siguientes generaciones. Los acuso de no constatar el daño implícito en sus actos. Los acuso de actuar sin inteligencia y sin visión.
Merecemos distinguirnos por lo que somos: una comunidad ejemplar para el mundo entero. Merecemos que los valores como la pluralidad, el respeto, el reconocimiento del otro y la diversidad sigan siendo nuestra bandera, nuestro derrotero judío de inclusión y de paz en un México que es nuestra patria, y en el que, no debemos olvidarlo, somos una minoría más.
SILVIA CHEREM SACAL
Felicidades Silvia!! Felicidades Guimel y felicidades a la comunidad Monte Sinai !!
Te felicito Silvia Cherem por tu defensa , aclaraciones e ilustración
sobre un tema tan delicado y el
intento de linchamiento de gente
fanática e ignorante.Ojala que haya
mucha gente como tu ,valiente
preparada,humana y culta.
Te felicito
David Betech R
Si hay discriminación entre hashkenazis , sefaraditas y tal entre la misma comunidad….. que se puede esperar…..
Silvia, excelente tu comentario, súper documentada y como siempre me siento orgullosa de conocerte, defendiste y apoyaste con bases muy dignas!!! Te felicito!!!
Estimada Silvia: La defensa de las minorías, la justicia y la razón, la aceptación de nuestros semejantes por elemental decencia humana, son imprescindibles en toda comunidad. Los mismos que han sido discriminados, excluídos y perseguidos por siglos debido a su religión, parecen no percatarse de que al incurrir en el mismo tipo de conducta, el atropello es doble, La víctima se ha convertido en victimario. Además, cometen este acto desprovisto de solidaridad y humanidad contra sus propios hijos, hermanos, parientes, amigos. El principio más elevado del judaísmo reside en la justicia. Lss prejuicios milenarios no caben más en una sociedad instruída, científica y humanista, a la que aspiramos todos. Mi solidaridad con el colectivo Guimel y mi respeto al Sr Marcos Metta. Kol Hakavod! Y agrego, ¡Yo tampoco! Alejandro Frank.
bravoo
silvia… tengo el placer de conocerte de hace mucho y sentirme muy orgulloso ahora por la claridad y acertividad de tus palabras.
como bien dices, dejar fuera a personas por su preferencia sexual es tan drástico como lo seria dejarlas fuera por haber mentido, comido no kasher, haberse masturbado, ser infiel, tomar dinero que no es suyo, ofender al prójimo, ensuciar el nombre de dios o del judaísmo y una lista interminable.
de ser un judío con deseos de activar en la comunidad y después de mas de 20 años de vida activa comunitaria llegado a cargos importantes tuve que optar por gentilizarme y compartir mis capacidades de trabajo comunitario y mi cariño fuera de donde debería haber sido.
yo aplaudo tanto que hayan dado este primer paso en desmenuzar la idea de que atras de las preferencias hay seres humanos idénticos que seguiré muy de cerca todo lo que se vaya generando en este contexto y aplaudiendo a las personas que como tu , apoyen con su palabra a los valientes y justos.
es tiempo de caminar hacia adelante. digamos adiós al oscurantismo
pepe jacob
La solucion es JUMEX,, y no es precisamente un jugo, es UNA SOLA COMUNIDAD, fuera kippey guefilte fish o borrecas como diferencia!,
Bastante carga nos ha creado, la discriminacion entre nuestras organizaciones a partir de presiones controladoras de origen , debemos salir del siglo VII como lo hacen nuestros primos.. El mundo cambio, NO nuestra fuerza moral, pero los conceptos inclusive religiosas deben ser actualizados a este mundo tecnologico!
No es lo mismo encender fuego, o acarrear agua, que apretar un boton del elevador!, salvarse de subir 15 pisos a pie! Pecado?..fuera mascaras!,