Cuando un hijo (o hija) les cuenta a sus padres que es LGBT, estos deben lidiar no solo con sus emociones sino también con su propia salida del clóset. Sin embargo, resulta que los padres no son los únicos: También los demás miembros de la familia deben hacer frente a una serie de situaciones nuevas que a menudo no son nada fáciles de manejar.
¿Qué hacer cuando un hermano no acepta a otro?
Pregunta:
Hola: Tenemos un hijo de 22 años y una hija de 26. Nuestra hija salió del clóset hace
tres años y después de un proceso nada fácil, en el que contamos con el apoyo de
un grupo de padres de LGBT, aprendimos a aceptar a nuestra hija tal como es y a
sentirnos orgullosos de ella. El problema es que nuestro hijo se resiste a aceptarla,
le falta al respeto y la ofende. Es importante mencionar que antes de que ella saliera
del clóset, los dos se llevaban muy bien y éramos una familia muy unida. Ahora esta
situación nos está afectando a todos. ¿Qué podemos hacer?
Respuesta:
Nos da mucho gusto que te hayas animado a escribirnos abriendo el tema de los
hermanos, ya que casi no se menciona. Por lo general, al hablar de la salida del clóset
de una persona, la atención se dirige a la propia persona y a los padres, pero casi nadie
se ocupa de los hermanos.
Los hermanos y las hermanas de quienes salen del clóset se ven de pronto envueltos
en una situación nada fácil, sin haberla elegido y a menudo sin tener a quien pedir
apoyo o consejo, o alguien que les pueda aclarar las dudas o entienda las dificultades
que tiene para procesar y aceptar la nueva situación.
Cuando alguien de la familia sale del clóset, cada miembro de esta se ve afectado de
alguna manera. Esto depende de su propia personalidad, su edad, el lugar que ocupa
dentro de la familia, del tipo de relación que lleva con la persona, de su propia vida
social, su autoestima, su manera de enfrentar situaciones nuevas, etc.
Cuando un hijo o hija sale del clóset, la familia se ocupa de él o ella y de este asunto en particular. Se convierte en el centro de atención, aunque esta atención sea “negativa” y esté acompañada de enojo y de llanto. Los hermanos pueden llegar a sentirse abandonados o discriminados וen relación a la atención que reciben de parte de la familia. Pueden llegar a sentir celos, enojo, vergüenza, frustración…
En ocasiones, los hermanos no querrán compartir sus sentimientos con sus padres para no hacerles más difícil la etapa que están pasando, y otras veces no lo hacen porque sienten que no se les otorga la oportunidad. De una u otra manera, los hermanos pueden llegar a sentirse rebasados de emociones que no son fáciles de manejar, sin la posibilidad de procesar la pesada carga y empezar a manejar su propio proceso, (al igual que los padres).
Los padres de Guimel les sugerimos que platiquen con su hijo de manera tal que pueda expresar sus sentimientos, sus emociones y lo que piensa de la salida del clóset de su hermana, con la mayor libertad y sinceridad posibles. Es importante que le hagan sentir que esta vez él ocupa el centro de atención de ustedes, y no su hermana. Por el otro lado, es muy importante que le aclaren que NO están dispuestos a aceptar por ningún motivo que maltrate u ofenda a su hermana, o que le falte al respeto, de la misma manera que no lo aceptarían bajo ninguna otra circunstancia.
La manera en la que su hija eligió abrirse ante ustedes, con mucho tacto y respeto, es la prueba de que ustedes han educado con amor y respeto a sus hijos. Confiamos en que una plática abierta y honesta con él, logrará hacer que la relación entre los hermanos vuelva a ser cordial y amorosa, y la familia recupere pronto la armonía.