En unas semanas celebraremos Peisaj, el festejo donde comprendimos la importancia de ser libres y en el cual también recibimos los diez mandamientos escritos por la misma divinidad:
1.«Yo soy el Eterno, tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud».
2.«No tendrás ni reconocerás a otros dioses en mi presencia fuera de mí. No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos, ni en la tierra, ni en el agua, ni debajo de la tierra. No te postrarás ante los ídolos, ni los adorarás, pues yo soy el Eterno, tu Dios, el único Dios, quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con mis enemigos; pero quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que me aman y observan mis preceptos».
3.«No tomarás el nombre de El Eterno, tu Dios en vano, porque El Eterno no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano».
4.«Recuerda el día de shabat, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor; mas el séptimo día es shabat para el Eterno, tu Dios; no harás ninguna labor, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sirvienta, ni tus bestias de carga, ni el extranjero que habita dentro de tus murallas, pues en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso, el Eterno bendijo el día de shabat y lo santificó».
5.«Honra a tu padre y tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Eterno, tu Dios, te da».
6.«No matarás».
7.«No cometerás adulterio».
8.«No robarás».
9.«No brindes contra tu prójimo falso testimonio».
10. «No codiciarás los bienes ajenos. No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».
En este listado de diez mandamientos están los códigos mundiales de buena convivencia. En un mundo tan diverso como el que tenemos es de suponer que al menos los 6 últimos son los que la mayoría de los países han utilizado como base para construir las principales leyes seculares. Han sido vigentes durante siglos a pesar de que tantas personas los dan por muertos cuando se trata de aplicarlos a seres ajenos, e incluso consideramos que no es necesario transmitirlos a las siguientes generaciones bajo el supuesto de que los jóvenes “deben saberlas” por el simple hecho de crecer en naciones democráticas.
Hace unos días nos enteramos que fue un adolescente israelí americano -desde su casa en Ashkelon, Israel- el autor de las alarmantes llamadas avisando de la presencia de bombas en instituciones judías de los Estados Unidos de Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda; incluso una aerolínea se vio obligada a hacer un aterrizaje de emergencia debido a la gravedad de la situación.
La investigación para llegar a él se basó en la más alta tecnología. El FBI utilizó miles de dólares en tratar de seguir las vías de comunicación y utilizó cartas diplomáticas para poder darle seguimiento fuera del territorio norteamericano. De la misma forma, en Israel fueron utilizados otros tantos recursos para la investigación.
El hallazgo nos sorprendió pues lo primero fue pensar en grupos extremistas o personas que responde al estereotipo islámico o Ku Kux Klan. Sí, esos estereotipos que han construido para dar el perfil del “malo”, del terror y desacreditar a cierto grupo debido a su color, religión, orientación sexual o aspecto.
El abogado del joven hace referencia a un tumor cerebral que tiene su cliente desde los 14 años. No sabemos a ciencia cierta si ese tumor puede estar relacionado con las razones por la que comete los actos de terror, pero lo que sí me queda muy claro es que las personas hablan y generan la semilla del terrorismo gracias al pasaporte de una sociedad mundial dormida.
Vemos a diario personas que ondean la bandera de la moralidad demonizando a otras personas LGBT. Salen en periódicos, les dan los medios y los espacios para hablar, para manifestarse protegiéndose con el estandarte de la “libertad de expresión”. Claro que en el momento en que se dan los asesinatos se deslindan y hablan del amor del Divino.
Lo que más me sorprende es encontrar en este contexto a personas pensantes, gente con estudios de los más altos niveles pero que al tratarse de algo ajeno, de algo que conecta con el recuerdo de estereotipos y de dogmas basados en mentiras, pierden el sentido común y repudian a aquellos que son diferentes.
Así, oímos de linchamientos a cristianos, de actos anti semitas, de misoginia y, por supuesto, contra la comunidad LGBT.
Es terrible escuchar diariamente de desapariciones de personas y que los gobiernos no hagan nada. En México, todos los días tenemos personas perdidas en el sistema, en los archiveros y nadie grita, nadie reclama. En Rusia desaparecen cien personas y no vemos en las calles ni una sola manifestación de protesta. En la ONU no encontramos voceros de Derechos Humanos que se proclamen por poner sanciones drásticas… ¿Tendrá que ver que en México muchas de las personas desaparecidas son mujeres o gente de bajos recursos y en Rusia individuos LGBT?
Y es que muchas veces nos dejamos comprar por ideas basadas en medias verdades; el problema está en que la media mentira es ocultada a las personas de buena voluntad, quienes, en su mayoría, tienen flojera de investigar la realidad al 100%.
Por eso vemos grupos que boicotean a Israel definiéndolo como un pueblo de “opresores” o a países como Corea de Norte y otras dictaduras que mantienen la opresión de sus ciudadanos, sin realmente investigar la realidad de la situación y a los gobiernos de ambos lugares.
Cuando he hablado de antisemitismo con personas que odian a muchos otros grupos me han preguntado: ¿será que se oye mucho porque son sólo el 5% de la población mundial?
Debo de expresar lo sorprendida que me tiene esta creencia. ¿En verdad te sientes a gusto de que haya personas molestadas, acosadas y asesinadas por tener una religión y todavía aumentarle la falsa creencia de que “no importa” porque sólo es un 5% de la población mundial?
Seguramente porque yo pertenezco a ese porcentaje soy capaz de tener empatía con los que tienen miedo, sufren del acoso y terror sin importar quiénes sean.
A veces, dentro de mi propia comunidad me gustaría gritar ante la impotencia de ver que hay muchas personas que ignoran la existencia de otros por ser diferentes a ellos. Esta invisibilidad llega también al grupo LGBT y en este caso se dice que aún es menos importante porque significa el 10% de la población de toda la comunidad judía.
Afortunadamente algunas de estas personas tuvieron apoyo de organizaciones comunitarias y otros valientes individuos para volverse visibles. Kadima, por ejemplo, ahora es una institución incluida en el diario vivir de nuestra comunidad.
Desde mi punto de vista es igual ser anti semita que ser anti LGBT. En ambos casos se desacredita, se odia, se señala y se margina a través del acoso y la violencia familiar. Para justificar estos actos hay quienes han tratado de escudarse en escrituras divinas, pero se les olvida que somos “el pueblo del libro” y la obligación de todo judío es analizar cuándo y ante qué situación se escribió.
Reflexionar sobre la Tora en la actualidad es mantenerla viva. A diario se renueva y aunque muchos se escudan tras ella para odiar a otros se les olvida una palabra clave, AMOR, porque al parecer el delito que cometen quienes se asumen como LGBT ante los ojos de algunos es precisamente amar a una persona de su mismo sexo.
Con estas actitudes lo único que logra esta gente es mantener dogmas y estereotipos que dañan, separan y asesinan y, sin darse cuenta, con ello acreditan a quienes están en contra de todo judío sólo por ser judío.
Es imperante que dejemos de ser nuestros propios enemigos y seamos una comunidad integral, basada en el respeto y en el Derecho a la vida con dignidad.
Que pasen un excelente Peisaj,
Jay
No.importa tu vestimenta lo que importa en realidad es que puedas conectarte con las mismas personas que piensan, luchan y sienten lo mismo como parte de una educacion coherente y una sensibilidad incluyente.
Me encanto el articulo.