Por Isaac Richter.*
Aunque está muy de moda estos días, el bullying es un problema que ha existido probablemente desde que los humanos se dieron cuenta que es su naturaleza interactuar con otros. De alguna forma u otra, una criatura siempre ha intentado ejercer su poder sobre otra. En el reino animal, esto sucede cada día y la criatura que pierde es una criatura que acaba siendo el desayuno de la otra. Los humanos tenemos el cerebro más desarrollado (supuestamente, para ser franco tengo mis dudas) pero hay algo en nuestro interior que viene de la naturaleza, que proviene de ese instinto que los fuertes deben vencer a los débiles y cada criatura lucha por su propia supervivencia. Los humanos somos una especie que constantemente trata de ir más allá de la naturaleza, crear una comunidad, ayudarnos mutuamente, razonar lo que nos pasa y estar consciente de nuestras acciones. El bullying es el próximo fenómeno y lo difícil de eso es que de cierta manera, se trata de suprimir un instinto de querer ser el más fuerte y tener que demostrarlo al hacer que una persona sea débil. Un humano fuerte no se come a un humano más débil (con ciertas excepciones), pero sí busca una forma de humillarlo y empujarlo cada vez más hondo.
¿Por qué estoy tocando este tema ahora? Pues, vengo de ver Después de Lucía, la nueva película del director mexicano Michel Franco (a quién conocí una vez hace cuatro años). La película trata de Roberto y Alejandra, un padre y su hija de 15 años que se mudan de Puerto Vallarta a la Ciudad de México tras la muerte de la esposa y madre de la familia (asumo que esta es Lucía, aunque no recuerdo haber oído su nombre). La película sigue a estos dos personajes en lo que se acoplan a su nueva vida en México. Roberto está en proceso de abrir un nuevo restaurante y Alejandra tiene un nuevo grupo de amigos, o por lo menos de gente que pensó que eran sus amigos, y la película sigue el viaje de Alejandra en lo que va de ser la curiosa chava nueva en la escuela a la víctima de bromas crueles que cometen los adolescentes. La película también trata del amor que puede tener un padre por su hija, pero me estoy distrayendo del tema.
La película es impresionantemente incómoda y la forma que la filma Michel Franco asegura que un público no se sentirá cómodo ni un segundo. La cámara está quieta en cada toma de la película, una cámara que se queda en un lugar mucho tiempo (a veces hasta dos minutos) y nos pone a ver lo que pasa sin que podamos movernos. No hay música que nos guíe por el viaje emocional de la película. Hay muy poco diálogo y casi todo el diálogo es franco y cotidiano. No es una película didáctica. No ofrece soluciones. Simplemente nos presenta un problema, nos muestra algunas de las posibles consecuencias de ese problema y como afectan a estos dos personajes que estamos viendo. La película no es accesible y dada la reacción que hubo de muchos miembros del público en la sala en la que estuve, la mayoría de la población la va a odiar. Aún así, hay que admirar la valentía de un cineasta que trata un problema de una manera que nos recuerda que el problema existe. En el mundo de esta película, los maestros no están atentos, los chavos tienen mucha libertad y no saben qué hacer con ella. Son lo suficientemente astutos para que no los atrapen y pueden aprovechar que son menores de edad y los adultos tratan de no meterse con ellos. Alejandra sabe todo esto y sabe que cualquier cosa que ella diga nada más le va a ir peor. La película es deprimente e incómoda, la van a sufrir, pero la recomiendo.
Ahora, ¿por qué sucede el bullying? ¿Qué hace que un chavo quiera pegarle o humillar a otro chavo? ¿O niño? ¿O hasta adulto? ¿Qué ganan? Cuando eres víctima, todo lo que te importa es que te están bulleando y te gustaría que se detuvieran (aunque muchos no tienen el coraje de decir que son víctimas). Pero, ¿qué causa el bullying? Me encantaría decir que es causa de traumas psicológicos en otras partes de la vida del bully (aunque eso sucede, a veces un bully es alguien que es bulleado en casa y se desquita en el patio de la escuela) pero en la mayoría de los casos, un bully es alguien que quiere probar los límites de su poder. Quiere ver qué tanto puede hacer sin que lo atrapen. La niñez y la adolescencia son épocas para experimentar la vida, y mientras algunos de esos experimentos son caminar por primera vez o besar a alguien por primera vez, otros de esos experimentos pueden ser medir el poder y qué tan lejos se puede llegar. Ver qué tanto miedo puede causar en otros y cuánto tiempo pueden hacerlo sin meterse en problemas. Ver cuántas reglas pueden romper. ¿Hay solución para esto? Pues, los seres humanos seguimos evolucionando, pero ¿será posible que siempre va a existir una parte primitiva que nos hace actuar como animales? ¿Será que en vez de ser algo que se pueda prevenir, sea algo que se tenga que vigilar y controlar?
Ahora, voy a hablar un poco de mis propias experiencias. Yo nunca fui bully en la escuela (bueno, al menos no que yo sepa, puede que lastimé a alguien sin darme cuenta). Tuve mis experiencias como víctima cuando era niño, pero de alguna forma logré evitar el bullying extremo. De niño, yo era la definición de un target para algunos bullies. Era obeso, no me interesaba el futbol, hablaba mucho conmigo mismo y hacía movimientos y ruidos raros por toda la escuela. También me tomaba cosas de manera muy literal y reaccionaba de una forma muy fuerte. Esto hizo que para varios niños fuera divertido molestarme. No fue hasta que tuve 14 años que supe lo que me pasaba y me hacía tan diferente. Me diagnosticaron con Síndrome de Asperger (es un síndrome neurológico dentro del espectro de autismo, como Rain Man pero mucho menos pronunciado y con más capacidad para funcionar en el mundo). De niño no sabía de mi diagnóstico (ni mis papás sabían, ellos no se enteraron hasta que me diagnosticaron a los 12 años, a mí me dijeron dos años después) y ahora que lo veo, mucho de la forma en la que reaccionaba era porque no entendía ciertos chistes, pero también no entendía muchas de las reglas sociales en el patio, quién era el líder y a quién tenía que seguir.
De adolescente, a una edad donde el bullying se puede volver más sexual y humillante, dejé de ser víctima. Fuera de unas cuantas bromas pesadas, nada serio. Ahorita que lo pienso, creo que fue el Asperger lo que me salvó del bullying en esta época. A la mayoría de los chavos en la adolescencia les interesa socializar con grupos, crear un estatus entre sus amigos, tener experiencias lejos de sus papás y ser independientes. A mí nunca me interesó nada de eso. Yo no veía a la mayoría de mis compañeros fuera de la escuela, no iba a viajar con ellos ni a fiestas, nunca en mi vida he tomado (por lo menos no lo suficiente para terminar borracho) y nunca me metí en situaciones que me pudieran humillar. Yo me refugié en el teatro, en escribir historias, en cantar para ciertos públicos y en mis propios intereses (una de las características del Asperger es que te obsesionas con un tema específico específico y es difícil hablar de cualquier otra cosa, en mi caso eran películas y televisión). Ahora, no estoy diciendo que los adolescentes no socialicen (ni que todos tuvieran Asperger). Se espera que busquen experiencias, que quieran ir de viaje con amigos y otras cosas. Es importante tener amigos y gente con quien puedas contar.
En mi experiencia, una forma de reducir o manejar el bullying es tratar de evitar situaciones de vulnerabilidad. Si tomas demasiado, puedes llegar a cometer alguna tontería que alguien puede grabar y usar para convertirte en víctima (eso es algo que pasa en la película, no diré específicamente qué). Cuando estás en una casa con varios chavos, sin supervisión, sin nadie que vigile lo que estás haciendo, también te vuelves más vulnerable. Yo en la escuela evitaba estas situaciones. No fui a mi viaje de generación, ni al prom, evitaba cambiarme en los baños de la escuela y evitaba las invitaciones a fiestas, parte porque no me gustaba el ambiente, pero también porque sabía que eran lugares que me podían convertir en target. No estoy diciendo que ser vulnerable es necesariamente malo. Te abre a más oportunidades y nuevas experiencias que tal vez no tendrías si no tomaras riesgos (a veces lamento el no haber tenido algunas de esas experiencias y el sentir que desperdicié parte de mi vida), pero si vas a tomar riesgos, hay que saber que uno es sujeto a ser molestado (como un antílope que es perseguido por un león).
¿Cómo te proteges de situaciones de vulnerabilidad? Pues, si uno quiere socializar, no se puede por completo, pero lo que yo sugeriría es siempre estar con amigos. Asegúrate que la gente con la que estás sean verdaderamente tus amigos. Gente que te va a ayudar si te metes en problemas. Personas que no tengan miedo de defenderte. Esas personas existen. No todos son bullies. Nada más es cosa de identificarlos. También ayuda no tomar demasiado. Si te divierte tomar unos tragos para relajarte eso está bien, pero solo si sabes lo que estás haciendo. A mí me asusta mucho esta cultura de hablar de pedas como si fueran historias heroicas como de campo de batalla, ya que toman algo potencialmente dañino y lo convierten en algo romántico. Si te vas a emborrachar, ayuda tener a alguien que confíes para asegurarse que no hagas algo tonto y que acabe siendo una foto en tu muro de Facebook. Pero, más que nada, he encontrado que la manera más efectiva de evitar el bullying es ser uno mismo. No te conformes a lo que crees que los demás esperan de ti y no hagas algo que no te acomoda por el simple deseo de ser popular. Haz lo que te gusta y gánate su respeto. La popularidad es un juego de la preparatoria que se termina. El respeto dura para siempre.
En cuanto al bully, su excusa más común es que no era su intención lastimar a alguien. Que solo estaba jugando. Puede que al bully en serio le divierta esto y que crea que la víctima sabe que es un juego. Yo que me tomaba todo tan literal, nunca supe que era todo un juego. Yo creía que en serio me odiaban en ese patio (luego me di cuenta que nadie me odiaba, es más, la mayoría de mis compañeros acabaron respetándome). Yo creo que el primer paso es que los bullies sepan las consecuencias del bullying y a lo que puede llevar. Hay niños tan molestados que acaban sintiéndose tan insignificantes ydeciden suicidarse. Hay otros que guardan tanto enojo que un día van a sacar ese enojo de una manera brutal (ej. Columbine). Cuando alguien se está divirtiendo, la manera de quitarle la diversión es que conozca las consecuencias que podrían no ser tan divertidas como él pensó (en nuestra sociedad, queremos pensar que todos cargan con una conciencia que nos protege de hacer cosas seriamente malas, pero otra vez, tengo mis dudas).
Puede que el bullying nunca desaparezca por completo. Puede que en algún lugar en nuestro interior, siempre vamos a tener este instinto animal que nos lleva a querer mostrar nuestra fuerza ante los débiles y puede que el ver a alguien sufrir siempre va a ser una fuente de entretenimiento para alguien. Puede que siempre sea así, pero yo soy más optimista. Yo sí creo que podemos aprender a llevarnos mejor. Podemos aprender a no convertir a otros en perdedores para poder ganar. A no exponer a otros como tontos para mostrar que eres inteligente. A no resaltar la ineptitud de otros para declararte talentoso. A no humillar o lastimar a alguien más débil para sentirte fuerte. Yo sí creo que la película de Michel Franco muestra algo más espeluznante que cualquier película de horror que hayan visto. Hay muy pocas películas de horror que me han hecho cubrirme los ojos o taparme las orejas tanto como esta, ya que no es una película que busca entretener, sino exponer y mostrar un problema que aparentemente no tiene solución, pero puede que tenga solución. Yo creo que los seres humanos seguimos siendo obras en construcción. Creo que hay muchas áreas donde podemos mejorar como especie y como sociedad, y tal vez esta sea una de ellas. Tal vez en algún momento podamos evolucionar como una especie que no necesite sentir la superioridad y que pueda valorar a cada uno de sus compañeros, así como valorarse a sí mismo sin la necesidad de humillar a otros.
Después de Lucía se encuentra ahora en las carteleras de cine. Aunque no es para niños, recomiendo que la vean todos los papás (a quienes voy a etiquetar en esta nota, también estoy etiquetando a gente que le gusta o está enlazada con el cine) y aunque no la considero la autoridad en lo que es el bullying, sí es una cinta que les abrirá los ojos a lo brutal que puede ser el mundo de los adolescentes…
*Isaac Richter, escritor y crítico de cine, teatro y televisión, cinéfilo, traductor y filósofo.
Se puede contactar aquí: ijrichter@yahoo.com